Tuesday, December 27, 2011

Obal, de Ondrej Rudavsky.

El jueves pasado visité las galerías del lado oeste de Nueva York, un milagro que pasa cada cuatro años. La mayoría están en edificios viejísimos, de fachada y arquitectura industrial al lado del West Side Highway, una de las pocas partes desoladas de Nueva York. De más está decir que la mayoría de estas galerías son gratuitas, a pesar de que exhiban piezas millonarias. La primera exhibición que vimos fue Ondrej Rudavsky: Transformations, una serie de animaciones del artista eslovaco entre psicodélicas, caleidoscópicas y metafísicas que a pesar de ser bellísimas me produjeron mucha angustia. Era como ver el universo yendo a una velocidad imperceptible, con su deje absurdista, por supuesto.

En el folleto que nos entregaron se habla del rol de Rudavsky de "artista como profeta" y de como su trabajo es, efectivamente, apocalíptico, jugando con "los temas de transformación que rodean la víspera del 2012". La guía nos habló de un leitmotif de sus animaciones, el del monstruo-máquina: un injerto de metal con extremidades orgánicas, entre otros elementos de su trabajo. Rudavsky trabaja según este artículo exponiendo capas de film, una sobre otra. Yo no sé nada de procesar film pero dicen que este proceso es bastante engorroso porque entre más se exponen las capas, menos se puede predecir como van a salir y nuestro Rudavsky llega a exponer hasta 30 capas. Uno nunca se imaginaría que el proceso fuera tan complicado dada la nitidez de sus animaciones. Supongo que ahora se habrá hecho mano de computadoras y tecnologías visuales.

Tejedoras que recuerdan a las parcas, mezclando hilillos de miles de colores y creando el universo, un tipo de dios observando la tierra desde afuera, hombrecillos diminutos corriendo de un lado para otro sin ton ni son, una mandala de cuerpos anónimos y el afán hacia la nada.

Moon de Ondrej Rudavsky
Del Apocalipsis poco se puede hablar sin que entren a colación elementos bíblicos. Una de las imágenes en esta instalación muestra el momento del mentado rapto, en que los justos serán salvados y los demás nos quedaremos en la tierra, a sufrir años de miseria y dolor. Es decir, a manos de la voluntad del destino o de un dios caprichoso. También entran aquí elementos chamanistas y espirituales, como la pequeña mandala de cuerpos que corren y corren hacia el día final.


Aquí un video que da una vaga idea de la experiencia de ver estas animaciones.

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