Wednesday, February 10, 2016

Cuando la política dicta convicciones pero tu instinto (o tus prejuicios) te hacen suspicaz. No me suena esa burbuja primermundista en el que todos hacen una ronda y danzan alegres mientras se dan codazos de censura por pensar mal. Desconfío de cualquier tipo de censura en base a los sentimientos de otros porque hablar, escribir o pensar sin herir alguna sensibilidad es imposible. Odio la palabra "fóbico/a" que se lanza sin ningún rigor, caprichosamente, para acallar. Odio que los millonarios hablen de revolución y que los pobres les aplaudan. Odio que ser alguien en esta época signifique ser popular en el internet por la razón que sea.

Realmente detesto la cultura popular de esta época. Esa careta falaz con ínfulas de progreso y de avance hacia un futuro utópico... no me la creo. Vamos hacia la completa mierda como generación. Oh, bueno, ya soy demasiado vieja para ser parte de "esta" generación aunque entro en los Millenials: esa masa idiota, amante de la tecnología, que les gustan los acabados perfectos, los alaridos en una nota perfecta. Es tan falsa que me resulta inconcebible que no sepa cuán falsa es. ¡Y no lo sabe!

Wednesday, July 31, 2013

¿Falta de disciplina o falta de motivación?
O sencillamente una lucidez totalmente pulverizada. Intentaré publicar más. Digo. Ni yo me lo creo.

Thursday, February 23, 2012

Devolution.

El concepto de "devolution", primero expuesto por los geniales Devo en los ochentas es ahora más cierto que nunca. En alguna parte leí que la historia no se podía estudiar linealmente, como si de ascenso se tratara, entre más tiempo pasa. Nuestra época, comparada con el Renacimiento es un despojo de superficialidad y de vacíos con mal sabor; ni siquiera producen frutos o pedradas intelectuales. Producen la nada, el blablabla. El más decir cosas para convencer a los demás de que valgo la pena. Valer la pena, en esta época. Carajo. Quizás, como el personaje de Medianoche en París idealizo estúpidamente el pasado e imagino que aquellos que existían antes eran gente real, con dignidad, en vez de mendigos de halagos y galardones. Probablemente idealizo... Lo que si es cierto es que de los recientes flash del pasado, Devo siguen haciendo buen post-punk:



¿Es esta la gracia que salvará esta nación?

Wednesday, January 4, 2012

I'm a cyborg, but that's OK de Park Chang-Wook (2006)

El genio del cine moderno coreano se define en su capacidad de producir una originalidad honesta; una originalidad que, contrario de la occidental, no busca parecerlo. Hollywood es popular porque rara vez nos hace pensar. Incluso la trama pseudo-complicada de Inception es racionalmente justificada desde el principio por alguna "lógica" aunque en el fondo no haya ninguna. Es esta necesidad explayatoria, tan adusta y pedestre, hace que el tonto crea que ha visto una película "compleja". Asco. (Además Inception está basada en el animé Paprika de Satoshi Kon que es mucho más misterioso y alucinante que la película norteamericana). Hollywood nos enseño a ver películas en un sólo plano y de un sólo modo: Así se conocen los hombres y las mujeres, así se seduce a una chica, así son los héroes. En fin, sales a la calle y ves que hay unos pocos luchando por salvar su vida de la vulgaridad cuando hay otros que añoran desesperadamente ser parte de la vulgaridad.

Lo que demuestra la superioridad del cine coreano es lo mismo que demuestra la superioridad de la cultura asiática sobre otras: la capacidad de percibir la realidad con todos sus sustratos y no por ello complicarla innecesariamente. Obviamente, Kim Ki-Duk y Park Chang-Wook han tomado influencias del cine europeo y americano pero con un enfoque casi taoísta, contemplativo y armónico. Casi circular. Casi filosófico en el sentido de explorar las cuestiones básicas de la existencia (sobretodo la de la dignidad humana) y producirlas en una cinematografía embriagadora pero con un espíritu de sencillez intrínseca, sin pretensiones.

I'm a cyborg, but that's OK es la historia de una chica que piensa que es un cyborg y es internada en un sanatorio después de cortarse las venas, conectarse cables abiertos en ella y enchufarse a la electricidad para "cargar la batería". En el sanatorio conoce a otros "locos" que viven obstinadamente sus fantasías: una mujer gordita que puede volar frotando sus medias, una chica que sueña con cantar al estilo tirolés en una pradera, un hombre obsesionado con los buenos modales y un ladrón de talentos y cualidades, entre otros. No destriparé la película para el que, por casualidad, lea este blog, pero debo decir que Park Chang-Wook nos da una de las historias de amor más alucinantes, tiernas y graciosas que haya visto.

Park Chang-Wook es como un nuevo Kubrick, obsesivo con los detalles y la contemplación estética de sus tomas; ya sea una vampira vomitando sangre sobre un suelo blanco, o una canica naranja rodando por unos azulejos, o una hormiga gigantesca sentada en el vagón de un tren, no sólo la concepción de la escena es brillante, sino el modo de presentarla es (perdón por la palabra snob) exquisito. Los colores de Park Chang-Wook, de Kim Ki Duk y de Wong Kar Wai no son sólo colores, son humores, son desolaciones y puntos de encuentro, son parte del mundo como fines, no como medios. En I'm a cyborg but that's OK abundan la luz y los colores claros, porque este (contrario a Oldboy) es un film claro, de musicalidades sublimes y de humor candoroso, otra cosa que perdió Hollywood en su marasmo de cinismo papanatas.

Justo ayer leía una cita de James Baldwin en la que decía "Cuando creía que estaba perdido, mi mazmorra se sacudió y cayeron mis cadenas". El cine coreano sigue sacudiendo mi mazmorra despiadadamente y deberían dejar que sacuda la de ustedes también.

Thursday, December 29, 2011

Oh, the places you'll go

Mi hermana me dio de navidad un libro para niños del Dr. Seuss, el famoso autor de The Cat in the Hat (El gato del sombrero). Ya había leído el librito que se llama Oh, the places you'll go (¡Oh, los lugares a los que irás!) y me conmovieron sus líneas simples pero llenas de filosofía. En Estados Unidos es ya parte de una pequeña tradición regalar este libro no sólo a niños, sino a recién graduados o a aquellos con una encrucijada en frente. Como he terminado mi maestría este semestre, me cae de perlas.

"La vida es un gran acto de balancear" dice Dr. Seuss. ¡Qué gran consejo! En eso se resumen las subidas y bajadas de la vida, las rupturas, los éxitos, los fracasos y los pequeños triunfos de cada día. Qué decir, me pone en modo positivo este librillo a pesar de que ahora mismo esté en "el lugar de espera", el lugar más inútil de todos:

"El lugar de espera para aquellos que sólo esperan.
Esperando que un tren vaya,
o que un bus venga, o que un avión vaya,
o que el correo venga, o que la lluvia se vaya,
o que suene el teléfono, o que nieve la nieve
o esperando un sí o un no
o esperando a que les crezca el pelo.
Todo el mundo está solamente esperando.

Esperando que el pez muerda,
o esperando al viento para volar una cometa
o esperando a que llegue el viernes
o esperando, quizás, al tío Jake
o que una olla hierva, o una Mejor Oportunidad
o un collar de perlas, o un par de pantalones
o una peluca con rizos o Otra Oportunidad.
Todo el mundo sólo espera.

¡NO!
¡Eso no es para ti!
De algún modo escaparás
toda esa espera y esa queda
encontrarás los lugares brillantes
donde las Boom Bands están tocando".

Disculparán la traducción que en inglés es en rima. Pronto sale la peli del Lorax y tengo muchas ganas de verla.

Tuesday, December 27, 2011

Arthur, wherefore art thou?

¿La isla de Avalon?

Leo mis viejos libros deHorizon, un journal americano de arte del cual pude hacerme cuando en la biblioteca de la ciudad en la que vivo sacaron estas reliquias para venderlas por unos centavos. Son libros realmente extraordinarios, con ilustraciones de excelente calidad y artículos impecablemente escritos e investigados. En mi copia del verano de 1968 aparece en la portada la pintura de La Duquesa de Alba de Goya. Sí, esa en la que ella insolentemente apunta hacia el suelo arenoso, en donde después de una restauración aparecieron las palabras "Sólo Goya". ¿Habrán sido amantes o sólo amigos cercanos?

En fin, el primer artículo de este número se llama En búsqueda del Rey Arturo, ese personaje-leyenda que luchó contra los sajones y que se mezcla con la historia-mitología británica y del cuál aun se debate su existencia. El artículo de Christopher Hibbert añade más gradaciones a la historia maravillosa del caballero, como la idea de que la montaña de Glastonbury en Somerset fue en dónde la isla mágica de Avalon existió y en donde fue enterrado Arturo junto a su amada Gunivere (donde aun quedan ruinas y se llevan a cabo excavaciones arqueológicas). Por supuesto, la labor de trazar los comienzos de la leyenda nunca han sido sencillos y varios historiadores han tomado partido en ello. Según Hibbert, Gildas, el historiador más antiguo de Gran Bretaña, habla de Arturo refiriéndose a él como El Oso (en Celta "oso" se dice Artos) y el cronista Nennius ya se refiere a él por nombre en su Historia Britonum.

Como siempre, la literatura ha aderezado la imagen de Arturo y su leyenda. Específicamente el libro de Sir Thomas Malory Morte d'Arthur publicado en 1470 (Arturo, si existió, fue a finales del Siglo V en plena decandencia del Imperio Romano) y que adorna a Arturo con bondades propias del caballero de coraza metálica y galanterías de la Edad Media. Obviamente, la época de Arturo, en la que existían aun pequeños reinados y tribus como los sajones, los anglos y los Scots de Irlanda, era un poco más movida a modo de proteger los ideales de la isla romano-británica.

Ahora, ¿existió? Hibbert hace mención de la curiosa observación de Geoffrey Ashe, otro historiador, de la repentina y popular adopción del nombre de Arhur como nombre cristiano en el siglo VI, cuando antes había sido relativamente poco popular. En esa misma montaña enigmática se dice que llegó José de Arimatea, el hombre que puso el cuerpo de Cristo en el sepulcro, huyendo de Palestina para fundar la primera abadía en el siglo I y con el Santo Grial, el cáliz que Jesús utilizó en la última cena. El mismo que buscan los caballeros de la mesa redonda por sus "éxtasis místicos, visones supernaturales y misteriosas gracias". A esto se le añaden más historias imposibles de comprobar, como la de unos monjes en 1191 que al cavar una tumba encontraron otra, la de Arturo, con una inscripción en latín que decía "Aquí yace el renombrado Rey Arturo en la isla de Avalon". Emocionados, siguieron cavando y finalmente encontraron dos esqueletos, uno de los cuales tenía una mandíbula enorme y otro más pequeño, en cuyo cráneo quedaban aún algunos cabellos claros (Gunivere, se entiende). Tras la disolución de los monasterios por Henry VIII, todas estas reliquias se perdieron, para pesar nuestro. Tras varias excavaciones se han encontrado artefactos mediterráneos y fundamentos a lo que parece, eran grandes castillos, pero ni rastro de Arturo. Un dato que me pareció curioso es que los locales siempre se han referido a ese lugar como Camelot.

Hoy Glastonbury es también conocido por el famoso festival de rock y de botas de caucho en donde Kate Moss y Noel Gallagher desfilan, no como dama y caballero, aunque sí como iconos de la mitología inglesa, de tantos que hay. Leo en Wiki que Glastonbury también atrae a muchos seguidores de creencias neopaganas y nueva era por aquella leyenda del Santo Grial. Me quedo suspirando en Nueva York, soñando con algún día ver a The Fall en vivo en este lugar maravilloso.

Obal, de Ondrej Rudavsky.

El jueves pasado visité las galerías del lado oeste de Nueva York, un milagro que pasa cada cuatro años. La mayoría están en edificios viejísimos, de fachada y arquitectura industrial al lado del West Side Highway, una de las pocas partes desoladas de Nueva York. De más está decir que la mayoría de estas galerías son gratuitas, a pesar de que exhiban piezas millonarias. La primera exhibición que vimos fue Ondrej Rudavsky: Transformations, una serie de animaciones del artista eslovaco entre psicodélicas, caleidoscópicas y metafísicas que a pesar de ser bellísimas me produjeron mucha angustia. Era como ver el universo yendo a una velocidad imperceptible, con su deje absurdista, por supuesto.

En el folleto que nos entregaron se habla del rol de Rudavsky de "artista como profeta" y de como su trabajo es, efectivamente, apocalíptico, jugando con "los temas de transformación que rodean la víspera del 2012". La guía nos habló de un leitmotif de sus animaciones, el del monstruo-máquina: un injerto de metal con extremidades orgánicas, entre otros elementos de su trabajo. Rudavsky trabaja según este artículo exponiendo capas de film, una sobre otra. Yo no sé nada de procesar film pero dicen que este proceso es bastante engorroso porque entre más se exponen las capas, menos se puede predecir como van a salir y nuestro Rudavsky llega a exponer hasta 30 capas. Uno nunca se imaginaría que el proceso fuera tan complicado dada la nitidez de sus animaciones. Supongo que ahora se habrá hecho mano de computadoras y tecnologías visuales.

Tejedoras que recuerdan a las parcas, mezclando hilillos de miles de colores y creando el universo, un tipo de dios observando la tierra desde afuera, hombrecillos diminutos corriendo de un lado para otro sin ton ni son, una mandala de cuerpos anónimos y el afán hacia la nada.

Moon de Ondrej Rudavsky
Del Apocalipsis poco se puede hablar sin que entren a colación elementos bíblicos. Una de las imágenes en esta instalación muestra el momento del mentado rapto, en que los justos serán salvados y los demás nos quedaremos en la tierra, a sufrir años de miseria y dolor. Es decir, a manos de la voluntad del destino o de un dios caprichoso. También entran aquí elementos chamanistas y espirituales, como la pequeña mandala de cuerpos que corren y corren hacia el día final.


Aquí un video que da una vaga idea de la experiencia de ver estas animaciones.