Wednesday, February 10, 2016

Cuando la política dicta convicciones pero tu instinto (o tus prejuicios) te hacen suspicaz. No me suena esa burbuja primermundista en el que todos hacen una ronda y danzan alegres mientras se dan codazos de censura por pensar mal. Desconfío de cualquier tipo de censura en base a los sentimientos de otros porque hablar, escribir o pensar sin herir alguna sensibilidad es imposible. Odio la palabra "fóbico/a" que se lanza sin ningún rigor, caprichosamente, para acallar. Odio que los millonarios hablen de revolución y que los pobres les aplaudan. Odio que ser alguien en esta época signifique ser popular en el internet por la razón que sea.

Realmente detesto la cultura popular de esta época. Esa careta falaz con ínfulas de progreso y de avance hacia un futuro utópico... no me la creo. Vamos hacia la completa mierda como generación. Oh, bueno, ya soy demasiado vieja para ser parte de "esta" generación aunque entro en los Millenials: esa masa idiota, amante de la tecnología, que les gustan los acabados perfectos, los alaridos en una nota perfecta. Es tan falsa que me resulta inconcebible que no sepa cuán falsa es. ¡Y no lo sabe!